martes, 26 de octubre de 2010

VALORES TRASCENDENTALES

No surge nada verdaderamente valioso de la ambición o del simple sentido del deber; nace más bien del amor y la devoción a la humanidad.
Riqueza sin trabajo, placer sin conciencia, conocimiento sin carácter, comercio sin moralidad, ciencia sin humanidad, culto sin sacrificio y política sin principios.
Es preciso entender las verdades espirituales y aplicarlas a nuestra vida moderna. Debemos sacar fuerzas de aquellas virtudes casi olvidadas como la sencillez, la humildad, la contemplación y la oración. Ello exige una consagración que va más allá de la ciencia y de uno mismo, pero cuya remuneración es grande y además nuestra única esperanza.
No valores tu patrimonio según los bienes que posees, sino según aquellos haberes que no darías a cambio de dinero.
Un individuo no ha comenzado a vivir de verdad mientras no haya traspasado los estrechos confines de sus aspiraciones particulares para adentrarse en el vasto universo de los anhelos de toda la humanidad.
La vida temporal carece de sentido si no lo encuentra en la eternidad.
El fin más grande que se puede dar a una vida es emplearla en algo que perdure después que ésta haya concluido.
La felicidad no consiste tanto en tener como en compartir. Con lo que obtenemos, nos ganamos la vida; con lo que damos, la forjamos.
Siendo que la vida es corta, nos conviene moderar nuestros proyectos y preocupaciones: resulta molesto cargar con exceso de equipaje en tan breve viaje.
Quien pretenda vivir a solas no alcanzará la plenitud como ser humano. Su corazón terminará por marchitarse si no responde al corazón de otra persona. Si su mente no escucha más que los ecos de sus propios pensamientos y no halla ninguna otra inspiración, acabará por encogerse.
Las cosas más bellas y valiosas del mundo no pueden verse ni palparse. Hay que sentirlas dentro del corazón.
Cuando vivimos para servir a los demás la vida se nos hace más difícil, pero también se hace más plena y feliz.
Vivimos en un mundo de gigantes nucleares y enanos morales. Sabemos más acerca de la guerra que de la paz. Sabemos matar mejor de lo que sabemos vivir. Hemos desvelado el misterio del átomo y rechazado el Sermón del Monte.
Jesús dijo:
«Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee»
Vivir, vivir plenamente, nada tiene que ver con las cosas materiales, pues éstas no brindan contentamiento. Podrán satisfacer temporalmente el cuerpo, pero jamás podrán llenar el alma o el espíritu del hombre, que clama a Dios en busca de la dicha, la felicidad y la satisfacción eternas que sólo el Padre celestial puede ofrecerle.





2 comentarios:

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  2. anonimo, eso no es mio, no todo lo que hay en blog es mio, tambien son resumenes de cosas que leo, un saludo

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