miércoles, 25 de agosto de 2010

COMO TENER UNA FAMILIA, UNA PAREJA Y UNAS RELACIONES LABORALES SATISFACTORIAS

COMO TENER UNA FAMILIA, UNA PAREJA Y UNAS RELACIONES LABORALES SATISFACTORIAS

Como tener una familia, una pareja y unas relaciones laborales satisfactorias te da las claves para:
- Vivir plenamente tu relación de pareja.
- Sobreponerte a ambientes laborales adversos.
- Lograr una buena comunicación entre todos los miembros de la familia.


PAREJA Y FAMILIA:
Comunicarse bien para relacionarse bien.


La comunicación no es algo simple y puede ser verbal y no verbal.
Es importante no hablar deprisa, usar un volumen no demasiado alto ni demasiado bajo y un tono adecuado que no provoque emociones negativas, que para nada deseamos, porque desvirtúan la comunicación.
Mirar a la cara del que habla y no desviar la mirada para enterarse de lo que siente y para transmitir la sensación de que nos importa lo que está diciendo.
No invadir la zona de intimidad y personal para no incomodar al interlocutor.
Vale más quedarse largos que cortos.
Todo lo que hacemos aunque no usemos las palabras, todas nuestras conductas comunican un significado, tienen una repercusión, aunque no estemos presentes y frente al interlocutor.
La comunicación no verbal va más allá de como se mueve el cuerpo, la distancia, la mirada, la velocidad de la voz, y los movimientos del mismo. Las omisiones comunican.
Adecuar lo que decimos y hacemos a nuestros interlocutores para ajustar bien nuestras intervenciones y evitarnos muchos conflictos y disgustos.

“Entonces Almitra habló de nuevo y dijo: ¿Y qué nos dices del Matrimonio Maestro?

Y él respondió,, diciendo:
Habéis nacido juntos y juntos permaneceréis para todo y siempre.
Juntos estaréis cuando las blancas alas de la muerte dispersen vuestros días.
Sí, juntos permaneceréis en la silenciosa memoria de Dios.
Pero que haya espacios en vuestra comunión,
y que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Amaos uno a otro pero no hagáis del amor una traba:
Que sea más bien un mar bullente entre las playas de vuestras almas.
Llenaos las copas el uno al otro, pero no bebáis en una sola copa.
Compartid vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.
Bailad y cantad juntos y sed alegres, pero permitid que cada uno pueda estar solo al igual que las cuerdas del laúd están separadas y, no obstante, vibran con la misma armonía.
Daos vuestro corazón, pero no lo entreguéis en custodia,
ya que sólo la mano de la Vida puede guardar vuestros corazones.
Vivid juntos, pero tampoco demasiado próximos;
ya que los pilares del templo se erigen a distancia,
y en la encina y el ciprés no crecen a la sombra uno del otro.”

GIBRAN KHALIL GIBRAN


Pese a la trascendencia de la decisión de vivir en pareja, son muchos quienes la toman sin la debida reflexión, y prueba de ello son las cada vez más numerosas rupturas matrimoniales.
Dos son los pilares en que se funda una relación de pareja: la tracción física y el afecto. Sólo cuando se dan ambos en gran medida, existen altas probabilidades de éxito.
No debe uno aferrarse a la primera relación que nos parece seria y prometedora si no se da esa atracción en el doble sentido antes mencionado y además en dosis razonablemente elevadas, aunque hay que entender que la necesidad nos ciega y nos impide pararnos a valorar las cosas con seriedad y sin precipitaciones.

Lo lógico es que en la pareja, además de plantearse entre ambos el régimen de vida, cada miembro plantee también a su familia respectiva cómo deberían ser las relaciones en adelante para evitar interferencias y malos entendidos, indeseables pero frecuentes.
Hay que hablar sin temor antes de dar el paso, porque luego, cuando sea necesario, quizá griten en vez de hablar. Hay que establecer sin temor y con la mayor claridad posible las reglas importantes de ese juego que los dos deciden comenzar y que implica vivir en pareja.
La resistencia de los padres a aceptar la independencia de los hijos radica en que, al echarlos de menos, desean estar con ellos y tenerlos cerca. Por eso es muy fácil y probable que intervengan más de lo necesario, pese a que la experiencia enseña que tiene más inconvenientes que ventajas.
Una de las mayores tentaciones que sentimos los padres es la de seguir controlándolos, y ese control anula su vida y deteriora las relaciones entre todos, empezando por la pareja. De hecho, hay separaciones sobrevenidas a causa de un exceso de intervencionismo familiar.
Hay que hablar para deliberar juntos a fin de tomar decisiones en lugar de dejar que sea uno sólo quien las tome, y si luego no salen bien las cosas echar en cara el error cometido. Pero otras veces hay que departir simplemente para pasar el rato.
El amor ha de expresarse verbalmente, pero también ha de demostrarse con hechos, ya que sólo las obras certifican las palabras.
La búsqueda de un mayor bienestar por parte de cada uno de los miembros es el elemento más común a todas las parejas.

El interés por el bienestar del otro es la clave para el bienestar común de la pareja.
Hay que pensar en anteponer los intereses del otro a los de uno, descubrir cómo puede uno hacer más feliz a su pareja, en lugar de empezar por exigir. Con esta sola idea basta para que muchas parejas, si aún están a tiempo, se salven.
Las vacaciones son para descansar, para pasarlo bien, para hacer lo que a uno le apetezca, pero desde el momento en que son una servidumbre y en que debido a la convivencia de gentes muy dispares pueden surgir problemas, es mejor que cada cual las disfrute independientemente.
En el marco de la familia, como en cualquier medio, la comunicación no sólo implica hablar sino también escuchar, escuchar activamente, sin ideas preconcebidas.


CUANDO SEA VIEJO:

“Quisiera darme cuenta de que hay que estar atento a lo que les pasa a los demás y a lo que nos quieren contar, de que necesito escuchar en vez de hablar de mis asuntos solamente.
No quiero ser pesado contando a todo el mundo mis historias una y otra vez, aburriendo a la gente.
No quiero resultar un gruñón y un cascarrabias a quien todo molesta y para quien la vida es un fastidio.
No quiero andar quejándome de mis achaques a todo el que me encuentre.
No quiero resultar insoportable, llevando la contraria a quien me cuide e importunándole con tozudez y con insistencia.
No quiero dar quehacer a quien me atienda más de lo que resulta imprescindible y necesario.
No quiero volverme un egoísta reclamando atención y restando a los demás independencia.
No quiero abandonar mi aspecto externo y descuidarme, al contrario, quiero ocultar en lo posible los aspectos antiestéticos del declive, que puedan ocultarse, para que no me miren con asco o con desprecio.
No quiero que me traten como un trasto inservible ni ser utilizado ni que abusen de mi, pensando que ya no doy más juego.
Quisiera que me dijesen con cariño lo que debo cambiar.
Quisiera ser tratado con respeto y que se me tenga en cuenta.
Quisiera resultar atractivo y amable a quien entre en contacto conmigo.
Quisiera irradiar jovialidad y dinamismo así como entusiasmo, si puedo, para que no me vean como un viejo acabado.
Quisiera tener mi mente activa y seguir observando las cosas y aprendiendo hasta el día de mi entierro.
Quisiera andar con la frente levantada, aunque mi cuerpo esté encorvado.
Quisiera mirar al frente y al futuro, aunque sea corto e incierto, evitando mirar siempre con nostalgia hacia el pasado.
Quisiera llevar con dignidad mis achaques, mis años, mis pérdidas; sin amargar a nadie. Quisiera seguir sacándole a la vida el jugo que me ofrezca y ser útil a pesar de los años.
Quisiera morir con dignidad y lograr que no alarguen mi vida haciéndome sufrir inútilmente.
Al menos, todo esto me gustaría que ocurriese cuando yo sea viejo”

TRABAJO:

Cada una de las interacciones deberá cuidarse para crear un entorno de trabajo satisfactorio.
Las relaciones personales son también cruciales entre una empresa y sus clientes. No hay mejor garantía de éxito que un cliente satisfecho para la buena marcha del negocio.
El buen jefe sabe convencer y persuadir en su trato social. Sabe ganarse a las personas usando unas maneras educadas y un tono conciliador; sabe motivar, obteniendo la colaboración de todos, más por el convencimiento que por medio del miedo y la amenaza.
Hablar poco es mejor que hacerlo demasiado. Se complica uno menos las cosas si es prudente y reservado. Un exceso de transparencia deja a la vista nuestros puntos débiles y nos pone a merced de la siras y envidia de nuestros acosadores.
En situaciones de acoso laboral, lo ideal es cambiar de empleo. Si eso no es posible, debe plantarse cara con firmeza, sin perder la seguridad en uno mismo ni caer en el papel de víctima.
Para ser profesor son esenciales las habilidades en el trato personal. Ha de saber dar confianza pero también mantener cierto distanciamiento, que facilita el respeto.

TRANSMITIR VALORES:
Explicar las conductas adecuadas, ofrecer modelos óptimos de comportamiento y enseñar a nuestros actos tienen consecuencias, son los tres caminos básicos para inculcar valores.
Los valores deben cultivarse; cumplir con ellos requiere un esfuerzo, ya que no son algo que nos salga espontáneamente de dentro, aunque los necesitemos. Las tendencias naturales, entendiendo por tales los impulsos interesados y egocéntricos que mayoritariamente sentimos, nos constituyen un elemento facilitador para la convivencia en armonía.
Los valores humanos facilitan las relaciones.

CONCLUSIÓN:
Todos los animales actúan guiados por sus instintos y, a su modo, del nivel de inteligencia que posean. Lo mismo pasa con el ser humano que, además, es el único ser vivo que tiene la capacidad de reflexionar y sacar conclusiones sobre la conveniencia o no de su actuación. Esta capacidad se refiere a todos sus comportamientos pero en especial a sus interacciones sociales, a los procesos que tienen lugar en el trato personal. Para ello ha de ir avanzando en la conciencia de la necesidad de un mayor autocontrol de sus impulsos emocionales. Al ser humano le conviene aumentar su inteligencia social si quiere ajustar sus intervenciones a cada persona y en cada momento, si quiere estar preparado para defenderse de algunas actuaciones ajenas y evitar algunos conflictos y con ello las consecuencias desagradables que se derivan.

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