viernes, 23 de julio de 2010

EL BUEN AMOR “SERGIO SINAY”:

Un camino hacia los encuentros posibles.

Por nuestro buen amor.
El requisito del amor duradero es seguir prestando atención a una personal que ya conocemos bien.
Prestar atención es, fundamentalmente, todo lo contrario de dar por sentador; dar por sentado es la causa principal de mortalidad de las relaciones amorosas.
El amor, nuestros amores, el buen amor.

 
CONDICIONES DEL BUEN AMOR:



1. LA PRIMERA PERSONA:
Si no soy yo quien siente lo que siento, ¿quien?
Si no soy yo quien vive lo que vivo, ¿quien?
Si no soy yo quien habla por mi, ¿quien?
Nadie está más autorizado que yo mismo a hablar por mi.
Cuando abandono el protagonismo de mi propia vida, no soy yo quien la cuenta. Pasa a ser un relato de los otros. Cuando digo yo siento, quiero, no quiero, pienso, necesito, busco, espero, deseo, puedo, no puedo, doy , recibo, sé o ignoro, me establezco como sujeto de mi existencia. Cuando digo yo amo, el amor deja de ser una abstracción, algo que existe solo, una cosa les pasa a las personas, la quimera que uno busca. Se encarna en mí, me convierto en amante y soy el protagonista de mi amor.
El buen amor es posible a partir de dos que se aman, ante todo, en primera persona del singular
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 2. EL OTRO:
Cuando yo soy, tu eres.
Cuando tu eres, yo soy.
Digo yo y escuchas tu, dices tu y escucho yo.
Nadie puede nacer por mi. Nadie puede morir por mi.
Yo nazco a mi vida, yo muero a mi muerte.
La absoluta soledad en la que nazco y en la que muero carga de significado y de valor mi existencia de convertirme en un ser único, irremplazable e irrepetible. Quien quiera reemplazarme en mi vida debería ser capaz de un imposible: reemplazarme en mi nacimiento y en mi muerte.
Nacemos solos y morimos solos, pero el tránsito entre ambos puntos del trayecto existencial trasciende en la búsqueda del otro y en la consagración del encuentro.
¿a quien amo? ¿por quien soy amado? ¿en quien pienso? ¿a quien deseo? ¿quien me acompaña? ¿a quien recuerdo? ¿por quien quiero ser recordado? ¿a quien quiero olvidar? ¿de quien espero algo? ¿a quien me ofrezco?
El buen amor es posible cuando cada uno de dos que son únicos, singulares, irremplazables e irrepetibles en sus historias, en sus orígenes y en sus destinos pueden reconocer en el otro la condición imprescindible de su amor y pueden presentarse ante el como otro. Entonces el verbo amar puede conjugarse gracias al encentro en primera persona del plural.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 3. LAS DIFERENCIAS:
Por que somos diferentes somos únicos.
Porque somos diferentes somos complementarios.
Porque somos diferentes podemos encontrarnos.
¿si solo podre amar de verdad a alguien de veras por quien me reconozca como su igual, y es necesaria la existencia del otro en el amor, cual es su sentido?
¿no es lo que el amado tiene de distinto lo que me impulsa a la exploración de lo desconocido tal como se manifiesta en él, y no es el impulso el que, transformándose en una energía permanente, hace del amor una experiencia de conocimiento?
Amar es conocer.
El buen amor es posible cuando nace respectando las diferencias que cada uno de los amados amantes aporta para su existencia y cuando hace de la integración de esas diversidades una cuestión de principios innegociables e irrevocable.

4. EL MISTERIO:
Si solo amo lo que conozco, ¿mi amor es completo?
Si solo me aman por lo que conocen de mi ¿soy completamente amado?
Cuando amamos, ¿no nos iluminan también las sombras?
Aceptar que las diferencias nos convierten en sujetos amorosos, y que ellas son oxigeno que nutre el espacio de nuestro amor, no son razones validas para intentar registrar y detectar todas y cada una de ellas. Esta pretensión conspirará, probablemente, contra la consolidación amorosa.
Hay razones que la razón no comprende.
Un misterio no es un secreto.
Un misterio no es un problema.
Los misterios no se resuelven, son.
El buen amor requiere de la presencia y de reconocimiento de los misterios que forman parte de nuestro ser. Esos misterios afloran en su profundidad cuando, reconociéndonos como un yo y un tu distintos, permitimos que nuestras diferencias nos unan hasta llevarnos al límite mismo de nuestras zonas más esenciales y sagradas.
Es en la manifestación de nuestros misterios en donde cada uno de nosotros, los amados, los amantes, aparecen en su dimensión más completa.



5. LA ACEPTACION:
El amor me hace tolerante y me ayuda a ser tolerante.
Porque te quiero puedo soportarte y sostenerte aunque te apartes de mi imagen de la perfección.
Cuando en un vínculo del que formo parte, alguien se proclama tolerante, lo tomo como advertencia. El tolerante se cree mejor que el tolerado, se siente un escalón por encima del otro, hace gala de un poder, crea un desnivel, mas tarde o temprano exige recompensas, tolerancia y aceptación no son sinónimos, solo puede aceptar al otro si registro que es distinto a mí, que nuestras diferencias y singularidades nos hacen valiosos mutuamente y que ellas comprenden aspectos de cada uno que permanecerán y deberán ser conservados y celebrados en su misterio.
La aceptación tampoco es sinónimo de la resignación. Se diferencia de la tolerancia en que no genera ni cuentas pendientes ni desniveles, es diferente de la resignación porque abre las puertas del porvenir, celebra los misterios del amado como una anunciación permanente.
El buen amor envuelve, nutre, sana y fortalece a los que se aman cuando en cada uno de ellos esta hecha carne la aceptación del otro como alguien perfecto en sus imperfecciones, completo en sus carencias, presente en sus ausencias, comprensible en lo que tiene de inexplicable.
La aceptación de cambiar al otro y me hace libre del peligro de ser forzado y a cambiar para convertirme en quien no soy. La aceptación, como condición del buen amor, bendice el encuentro entre dos que cruzan sus vidas para generar un vínculo único y sagrado desde sus bienaventuradas singularidades.



6. EL TIEMPO:
El amor es un punto de llegada, no de partida.
El amante y el amado cambian, eso es la magia del amor. Nada de lo que existe fue dado de una vez y para siempre.
Llegaré a amar a mi amada caminando hacia ella por el camino del tiempo.
El tiempo es la condición del buen amor que permite a las otras condiciones manifestarse y desarrollarse.
Los amantes se aman en el tiempo y porque cada uno de ellos llega al encuentro del otro proveniente de historias distintas, de trayectorias y búsquedas existen en el tiempo, son inconcebibles sin él.
El tiempo nutre y libera, da oxigeno, horizonte y esperanza.
Cuando los que ese aman comparten una relación de buen amor, el tiempo es libertad.



7. EL ENCUENTRO:
Si solo busco para encontrar, mi búsqueda no es libre. La búsqueda termina cuando soy encontrado. Moverse no es sinónimo de buscar.
El encuentro es un punto de coincidencia único y no predeterminado en la trayectoria que sus protagonistas transitan en la vida.
Los que se reencuentran se encuentran en un único tiempo y lugar posible, no por fruto del azar ni de la estrategia, sino de sus propias transformaciones y aceptaciones.


8. LA RESPONSABILIDAD:
Si no puedo responder por mis actos, no debo cuestionar los tuyos. Si lo que me haces esta antes de lo que me hago, no soy el timonel de mis actos. Si elijo por ti no soy culpable, si eliges por mi no eres culpable.
No dañar a sabiendas, no prometer lo incumplible, no manipular.
La responsabilidad es el oxigeno que alimenta el torrente emocional y afectivo de los que se aman, airea sus espacios, discrimina sus identidades, enriquece su diversidad y aligera su equipaje permitiendo valorar y cuidar lo esencial.
La responsabilidad conecta a cada uno con la totalidad de si mismo, y le permite enraizado en esa certeza hacerse cargo de sus actos, palabras y pensamientos, responder por ellos, estar presente ante el amado, sin manipulaciones, sin sometimientos ni ocultamientos.
La responsabilidad es la capacidad de hacerse cargo de la propia vida de la propia participación y permanencia en un vínculo de amor.


9. LA COMPAÑIA:
Si conozco mi camino, te encontraré.
Si sabes adonde vas, me encontraras.
Si nos forzamos nuestro destino, nos acompañaremos.
Lo que yo haga por mi felicidad puede contagiar a alguien.
Antes de elegir un bastón para caminar debo prestar atención al camino y a mis propias piernas, sin estaos dos elementos no habrá marcha posible.
La compañía es condición y confirmación del buen amor. Es consagración de los misterios, de la aceptación, de las diferencias, y del tiempo, del encuentro entre un yo y un tu que se complementan con responsabilidad. Es la respuesta luminosa del aquí y ahora de nuestro transito existencial.
¿Hacía donde estoy yendo? ¿Quien me acompaña?


ORACION DEL ENCUENTRO:
No he venido a este mundo a cumplir tus expectativas.
No has venido a este mundo a cumplir mis expectativas.
Yo hago lo que haces.
Yo soy yo, un ser completo aun con mis carencias.
Tu eres tu, un ser completo aun con tus carencias.
Si nos encontramos y nos aceptamos,
si nos aceptamos y respetamos,
si somos capaces de no cuestionar nuestras diferencias y de celebrar juntos nuestros misterios,
podremos caminar juntos el uno junto al otro, s
ser mutua y respetuosa sagrada y amorosa compañía en nuestro camino.
Si eso es posible, puede ser maravilloso.
Sino, no tiene remedio.

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